El día del año que más echo de menos a mi familia española es el 6 de enero, cuando llegan los Reyes Magos.
Puede parecer infantil, pero es la verdad. Durante el resto del año la tecnología ayuda a sentirnos siempre cerca, gracias a whatsup, y antes a Skype siempre mi familia está ahí cuando lo necesito. Pero el 6 de enero no hay manera de salvarse.
Cuando empezamos a vivir juntos, “il mio Amore”, no entendía la emoción que me invadía. Y como a mí, lo de ser “yo misma” siempre se me ha dado muy bien, ahora lo tengo tan contagiado que el mes de diciembre intenta dejar caer ideas sobre regalos perfectos como quien no quiere.
En mi casa hemos sido siempre de Reyes Magos, al Papá Noel no lo entendía, porque no lo veía en el Belén. Por otro lado, el día que debía llegar Santa Claus aún estaba en el aire el recuerdo de las calificaciones que nos habían entregado en el colegio a mi hermano y a mí, y generalmente nunca eran muy buenas. Por lo que el enfado más o menos duraba hasta Noche Vieja, con las promesas de los buenos propósitos para el año nuevo.
Mi hermano y yo escribíamos una carta a sus Majestades los Reyes Magos, e intentábamos portarnos lo mejor posible durante todas las vacaciones.
La víspera de Reyes siempre manteníamos la misma rutina. Era la única noche que mi hermano y yo peleábamos por irnos a dormir pronto, mientras que mis padres seguían tan a gusto en el sofá disfrutando de la película navideña.
Cuando éramos muy pequeños, esa noche dormía con mi hermano, que siempre me contaba el mismo cuento del Rey Baltasar, a veces se inventaba finales inimaginables para hacerme reír.
Ya crecidos, cuando habíamos descubierto que los Reyes Magos eran los padres, elegíamos un día en el que nos íbamos a recorrer juntos las tiendas del barrio para encontrar el regalo perfecto para nuestros padres (lo que nos hacía siempre discutir porque nunca estábamos de acuerdo, obviamente)
La noche del 5 de enero, cuando la casa se quedaba a oscuras el plan era el siguiente:
Yo bajaba primero al salón, disponía todos los regalos siguiendo un estricto orden cromático y estudiando el modo en que cada uno pudiera abrir un regalo cada vez.
Nuestros padres mientras traqueteaban en su cuarto envolviendo los regalos de navidad (que nunca entendía porque lo dejaban para el último momento).
Yo pasaba las navidades buscando los papeles de envolver más bonitos, brillantes y elegantes del mercado (mientras que soñaba que, uno de los oficios a los que me podía dedicar cuando fuera grande, era diseñadora de papeles de envolver).
Mi padre, por su parte, usaba el papel kraft con el que envolvía los paquetes en el trabajo.
¡Supongo que de ahí nace mi manía por envolver los regalos en papel kraft y luego decorarlos con diferentes técnicas)
Yo colocaba los regalos que había preparado y el que mi madre hacía a mi padre. Mi hermano daba a mi padre el regalo que tenía para mí. Así que por la noche, sólo nosotros dos, a turnos obviamente podíamos entrar en el salón.
Mi hermano era el primero en despertarse. Entrábamos en el cuarto de mis padres con el grito de “¡Ya han venido los Reyes”, y luego los arrastrábamos hasta el salón. Aunque obviamente, ellos se hacían los remolones, decían que primero querían darse una ducha y desayunar tranquilamente en la cocina.
Y finalmente, se desencadenaba el momento más feliz del año, cuando mi hermano y yo parecíamos tener de nuevo 10 años, y nadie se acordaba ya de nuestras malas notas. No importaba cuantos regalos hubiesen bajo el árbol.
Bajo el árbol colocábamos también los regalos a los familiares que íbamos a ver luego. Después de un desayuno ligero, íbamos a casa de mi abuela, que nos esperaba con un segundo desayuno a base de chocolate con buñuelos de calabaza recién hechos.
Sobre la cama mi abuela había dispuesto los regalos de todos que eran siempre perfectamente equitativos para que ninguno pensara que ella quería a un nieto más que a otro. Siempre nos abría la puerta diciendo, este años los Reyes Magos han traído sólo una tontería porque estoy ya muy mayor para ir por ahí buscando regalos. Pero siempre nos sorprendía. Cuando más tarde crecimos y empezamos a ir con novios, novias, marido o esposa los incluyó en sus regalos.
Ahora he crecido, y Atipik Fabrik se divide en una parte que se ha quedado en España y otra que está en Italia, y cuando dependes de aviones en lugar de coches ya no todo es tan fácil. A veces, cuando me organizo bien, consigo esconder en casa de mis padres algún regalo para que lo abran ese día.
Ahora, en este pequeño pueblecito italiano intento al menos contagiar a “il mio Amore” y a mi hija con estos recuerdos. “Il mio Amore” no tiene aún muy claro como funciona, y un 6 de enero me sorpendió vestido de “Babbo Natale” delante de los regalos y de la imagen de un árbol navideño que había descargado en el IPad.
Desde las últimas dos navidades tenemos un árbol frondoso (aunque de plástico) lleno de bolas doradas y otras con nuestro nombre. Y soy yo la que despierto a Azzurra y al “Amore” con el grito en castellano “¡Que llegan los Reyes Magos! ¡Que ya han venido los Reyes!!!!”.
Puede parecer infantil, pero hacer o recibir un regalo es mucho más que ir a buscar cualquier cosa y gastar dinero en una tienda. Es escuchar cuando la otra persona te habla y te dice por un escaparate meses antes “Mira esa caja de herramientas, es ligera pero resistente, cuando ahorre un poco tengo que conseguir una de esa marca”. O por otra parte, no encontrarte con la decepción de que te regalen un libro que dos semanas antes has dicho claramente que detestas porque te hace pensar… “¿pero esta persona me escucha?”
A todos los que como yo aún esperáis la Navidad con emoción, y coleccionáis distintos rollos de papel de regalo, os dejo en este post algunos ejemplos de Lettering Navideño con el que decorar vosotros mismos vuestros paquetes. Y uno de los videos realizados para la papelería Eliostudio de Vignola, en el que podéis ver paso a paso como decorar y realizar el vuestro proprio papel de envolver.
En breve volverán los cursos de Lettering, pero mientras os dejamos algunas imágenes para que puedan inspiraros y si queréis empezar a practicar por vuestra cuenta os sugerimos que visitéis esta página.
Haz click en el siguiente link para ver el video:
https://www.pinterest.es/pin/303993043603842309
Feliz Navidad a todos. Desde Atipik Fabrik os deseamos calma, paz y alegría para el próximo año. Y que este año gritéis «que llegan los Reyes Magos» con la misma ilusión que un niño.
Que bonito post y que bonitos recuerdos
Y qué bonita infancia!!!
leyendo el post me he emocionado un montón, cómo os echo de menos, deseo que tengáis un día de reyes magnífico para hacer algo más llevadero este año que ya acaba y sobre todo el que empieza
os quiero mucho (como la trucha al trucho)
La Tabuuuuu
Espero que pronto podamos volver a celebrar Los Reyes todos juntos
Mi abuela solía decirnos a mis hermanas y a mí que la noche de la epifanía era una noche especial en la que los animales hablaban, el aceite fluía de las fuentes y la leche y la miel fluían en los ríos. Mis hermanas y yo también dormimos juntas abrazados …
¿en serio? qué bonito, nunca había oído algo así, parece de cuento